LUNES DEL TORO.

¡Lunes del Toro! Toro del Carmen!
Triste herencia del pasado,
El pueblo se enardece con tu sangre,
holocausto de un festejo trasnochado.
Llaman cultura a tu tragedia,
quienes no sienten tu dolor en sus entrañas;
mas yo, proclamo tu inocencia,
y califíco tu muerte, de irracional ignorancia.
Se me clava tu acero en mi conciencia,
y me siento de mi pueblo avergonzado,
anegada el alma de tristeza,
mientras gozan tu dolor ritualizado.
¡Pueblos que como el mio en España,
gustais el morbo de la muerte!
Defended la vida sin dañarla,
Energía Universal que nos sostiene. 

Con este poema hago un solidario llamamiento
a todas aquellas personas que justificando estos
actos como algo que nos ha sido dado por nues-
tros mayores, y por tanto loable herencia de la
que jamás debemos renunciar, mediten y reflexio-
nen serenamente. Seguro que si lo hacen con el
corazón y el estricto veredicto de sus conciencias
les dará qué pensar.
En este breve comentario me refiero a la vieja tra-
dición de GRAZALEMA, pueblo de la provincia
de Cádiz, donde todavia con motivo de la celebra-
ción de la virgen del Carmen, se enmaroma un toro
que se corre por las calles del pueblo con gran rego-
cijo de sus vecinos. No renuncio jamás con esta de-
nuncia, de mi pueblo. Declaro publicamente no obs-
tante, ser un ferviente grazalemeño. Defiendo y defen
deré siempre con el honor y la honra que ello merece
el noble nombre de mi pueblo, pero con la misma dig
nidad y vehemencia, defenderé mis convicciones huma
nitarias, basando en el derecho de expresión.
                       ANTONIO GUTIÉRREZ BENÍTEZ