Aquel niño triste
aterido de frio,
y calado hasta los huesos.
Aquel niño pobre.
Aquel niño viejo.
Que no tuvo amigos;
ni juguetes, ni juegos,
ni escuela, ni libros,
ni tutor, ni maestro.
Sólo en la vida,
fue aprendiendo
y llegó a ser sabio,
por lo mucho sufrido,
en tan poco tiempo.
Creció, como crece la hiedra
o como crece el helecho.
Creció.Pero poco,
le faltó alimento.
Pero entonces,
no se hizo hombre.
Ya, se había hecho.
Aquel niño triste.
Aquel niño bueno.
Que siguió siendo triste,
toda su vida.
Triste, y enfermo.
Noble y humano.
Rebelde y honesto.
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