ÁRBOL. HOMENAJE A LA VIDA.

Árbol que me das tu sombra,

en los dias sedientos del estío,

y das tu fruto y das tus hojas,

terciopelo para el blando nido.

Son tus flores santuario de la vida,
cuyo néctar liba la abeja labriosa,
y una tras otra primavera repetida,

bebo la miel de tu savia generosa.

El fruto maduro que me brindas,

gratis tesoro que de tí recibo,

con el átomo de oxígeno que transpiras,

en el aire azul que yo respiro.

Madera cargada de la gloria,

del trono de oro guarnecido,

o de la rústica esteva sin historia,

al humilde cayado del mendigo.

Estuviste presente en mi dulce cuna,
eres celulosa del papel en que te escribo,
compañera siempre en mi vida,
y en la muerte aún, estarás conmigo.
Permíteme ¡oh!, árbol, amigo castigado;
que ante tí de rodillas yo te pida,
perdón por mi culpa, avergonzado;
afligído el corazón, y el alma entristecida;
y al espacio sideral eleve una plegaria
de respeto y amor a tu destino,
porque mientras existas tú existirá la esperanza;
que siga existiendo la vida, y el Ser vivo.

Nota: Quiero hacer aquí en este poema hincapié, del
solemne respeto y amor que todos debemos profesarle
al Árbol, como exponente de la Vida en nuestro planeta.