Madre que estás tan callada
sé que en mí estás pensando,
sufres siempre mi desgracia
y gozas cuando estoy gozando;
ahora que soy desgraciado
ocultas en tu silencio,
el dolor que te ha causado
el dolor que estoy sufriendo.
¡Madre!. ¡Cuanto te quiero,
y cuan grande es mi cariño!.
Me encuentro tan indefenso
que quisiera ser un niño,
y refugiarme en tu seno
y decirte al oido,
cuanto te echo de menos,
ahora, que te he perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario