Miré por la ventana, habia gente
en el jardín.
Tú no estabas; era cierto, no era
un sueño. La tragedia, se habia producido.
Allí estaba vivo tu recuerdo.
Y dos gruesas lágrimas rodaron por
mis mejillas.
El viejo y entrañable cerezo,
abría a un tiempo sus capullos rosas
en medio de lágrimas de rocío.
Aquella mañana, todo lloraba.
La luz de la aurora era más oscura y triste,
el aire que debia ser vivificador y fresco,
se resistia perezoso. La tragedia, se habia
producido.
Y mis pensamientos volaban como paloma
mal herida, sin destino cierto.
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