Con fórceps de mi torpe pluma,
le voy sacando a la palabra esquiva
estrofas inconexas y sin sentido,
y aún se resiste más y más la lira,
y al fin me rindo ya vencido.
Exagüe, abatido, derrotado en suma,
entre las cenizas de mi derrota,
me levanto como Fénix mal herido
y sigo luchando con el alma rota,
Mas, de fe y esperanza ungido.
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