Voces que se pierden en el olvido,
sonídos grabados en los recuerdos,
gime el viejo molino su cansancio
mientras duerme feliz el molinero.
Arrastra las horas el reloj del campanario
golpeando su campana plañidero,
y suspira en el amor la noche entera;
y murmulla, casi grita, el silencio.
Rie el aire mientras mece los trigales,
y se oye la plegaria que se eleva a los cielos,
y se siente el clamor vibrante de la vida,
y el leve sonido de la hoja contra el suelo.
Se oye el golpe cadencioso y repetido,
sobre el yunque acerado del herrero,
y el arrullo sin cesar de la paloma,
que cuida amorosa a sus polluelos.
Ruge ululante el viento en las alturas,
y se oye el ladrido del perro callejero,
y el llanto del niño en su cuna
y el sufrido lamento del abuelo.
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